Hola, soy Fabio Aurelio. Me considero afortunado en muchos sentidos, porque he tenido la suerte de conocer a Jesús desde pequeño. Mis padres eran creyentes y ellos me hablaron del Señor. Eso no quiere decir que mi vida esté libre de problemas, pero he puesto mi confianza en el Señor, y eso marca una gran diferencia. Jesús lo es todo para mí: Mi mejor amigo, mi consuelo, mi esperanza, mi apoyo, mi fortaleza, mi ejemplo de vida y lo más importante: ¡mi salvación!
Uno de mis versículos preferidos en la Biblia es el Salmo 34:19: «Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el Señor». Siempre viene a mi corazón este versículo cuando recuerdo los momentos más difíciles en mi vida como jugador: Después de un año ymedio lesionado y dos operaciones en mi rodilla, pensaba que sería difícil volver a jugar, pero mi familia oró por mí, en la iglesia me ungieron con aceite y Dios me curó. Fue una gran lección para mí, ya que El Señor me enseñó a confiar completamente en Él, y lo que en su momento parecía el tiempo de mayor sufrimiento, Dios lo transformó en triunfo.
A lo largo de mi vida he aprendido que el enemigo suele usar el sufrimiento para alejarnos del Señor, pero Dios nos da la victoria en medio de las aflicciones. Cuando confiamos en Dios, podemos contar las victorias que Él nos da sobre las dificultades. Si no fuera por el sufrimiento, creo que yo no habría podido confiar tanto en Dios, y no le habría dejado trabajar tanto en mi vida, cada día, en cada circunstancia… El Salmo 23 dice que «Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo».
El Señor no nos libra de las aflicciones, sino que nos hace pasar por «encima» de ellas… y las palabras del Señor Jesús «En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, Yo he vencido al mundo» son una realidad cada día de nuestra vida.
Conocer a Dios es lo mejor que me ha ocurrido. Él me ayuda a no equivocarme en un mundo tan complicado. Yo siempre pienso que podría haber caído en multitud de problemas, pero Dios es fiel, y vez tras vez Él me ayudó y me libró. Mi vida jamás sería la misma sin su amor, y por eso me siento feliz de vivir a su lado, confiando en Él en cada circunstancia.