Hola a todos. Mi nombre es Debbie Flood, y remar no era originariamente mi deporte. Sin embargo, soy campeona mundial de cuatro doble y gané una medalla de plata en los juegos olímpicos.
En realidad empecé con judo, y a los 16 años era miembro del equipo nacional de judo británico (junior). Parte del entrenamiento era correr con mi padre, pero cuando él se lesionó la rodilla lo dejamos. Como ya no podía correr con él, una persona me sugirió que usase la máquina de remar que había en el gimnasio, para mantenerme en forma. Al día siguiente alguien se me acercó y me dijo: “Tus aptitudes son buenas, ¿por qué no intentas con el remo?”, y entonces fui a dos entrenamientos de remo. Me gustó, y las personas eran amables. Así fue como cambié del judo al remo. En el verano 1997 me pasé la mayor parte del tiempo en el agua porque me caía del bote, vez tras vez. Mi técnica todavía no era buena y muchas veces llegué en última posición. Pero mi entrenador no se dio por vencido. Un año más tarde fui clasificada para los campeonatos de juniors, ganando la medalla de bronce en el campeonato mundial. Después de un inicio bastante lento, progresé rápidamente.
Nací en una familia cristiana y asistía regularmente a los cultos de la iglesia. Cuando a los 17 años me uní al grupo de jóvenes de la iglesia bautista Guiseley, tomé la decisión de entregar mi vida a Jesús. El líder de los jóvenes nos explicó que necesitábamos el perdón de Dios por nuestros pecados y que podíamos pedirlo en oración. Me fui a casa y lo hice. Desde entonces mi fe ha crecido y según va pasando el tiempo es mucho más fuerte. En el año 2001 me bauticé.
Para mí, el remar es una parte muy importante en mi vida como cristiana. Dios se interesa por cada persona en particular y por todo lo que hacemos. Estoy convencida de que Dios me guió para el remo, para ser un testimonio de Él aquí. En este deporte hay pocos cristianos. ¿Quién podría hablar de Dios a los deportistas del equipo si aquí no hubiese creyentes? Dios me dió este talento para remar y yo quiero aprovecharlo como pueda. Remar a un nivel nacional exige dedicar mucho tiempo para el entrenamiento y poco para las cosas cotidianas de la vida. Por eso se necesita verdadera disciplina para tomarse un tiempo con Dios, para darle gracias por sus bendiciones y profundizar en la relación con Él.
Para mí no cabe ninguna duda de que vale la pena. Anhelo que Dios sea el centro de mi vida, por eso es importante para mí tomarme este tiempo con Él diariamente, y te animo a que tú también lo hagas. Que Dios te bendiga.