Ganar es alegría y perder es tristeza. Como creyentes nos entristecemos y en la vida esto ocurre muchas veces, pero estamos preparados: conseguimos enfrentar las pérdidas con fuerza y tranquilidad. Jesús marca una gran diferencia en mi vida. No hay nada que pueda hacer sin el Señor Jesús, porque Él es todo para mi.
Si tienes ansiedad y preocupaciones el dinero no te las va a quitar, y si no tienes paz, el dinero no te la va a dar. Pero cuando tienes a Dios, Él sí te alegra y te hace llorar de alegría, de paz, de gozo… sólo de hablar de Él ya me emociono. Dios cambió toda mi vida, seguirle a Él es la mejor decisión que uno pueda tomar.
En el mundo en que vivimos hoy, seas lo que seas, debes estar preparado para afrontar cualquier circunstancia, y es el Espíritu de Dios quien te puede ayudar a hacerlo. Yo he tenido cuatro lesiones de rodilla, pero estoy seguro que Dios ha estado conmigo todo el tiempo, aún en los momentos más difíciles. No conozco a nadie que haya tenido cuatro operaciones en las rodillas y que esté jugando al fútbol en el máximo nivel, y eses es un privilegio que Dios me ha dado. Yo le doy gracias a Dios por formar parte de su pueblo.
El Señor Jesús murió por mí en la cruz, y cuando yo muera sé que estaré con Él en el cielo, disfrutando del paraíso que Él tiene preparado para los suyos. Para todos aquellos que puedan leer estas palabras, siempre digo que no hay nada mejor que tomar la decisión de seguir al Señor.